Estigma Social | Pasquale Marino

Estigma social

La palabra estigma se usa para designar a aquellas señales que marcan a una persona de diferentes formas. “Estigma” es una palabra de origen griego que en sus orígenes hacía referencia a un tipo de marca que consistía en un corte o una quemadura en la piel. Esta marca identificaba a criminales, esclavos o traidores, que eran rechazados por la sociedad.

El término se puede usar en el ámbito religioso cuando se hace referencia a las personas que de manera inexplicable muestran marcas de diferente tipo en el cuerpo, sin poder explicar de dónde salen o qué las causa. Estos estigmas pueden relacionarse con santos, personajes divinos o maléficos y, por lo general, su presencia significa sufrimiento o dolor para aquellos que las portan. Esta es la versión más concreta y práctica de la palabra estigma.

En la sociología, el estigma se entiende como el comportamiento, el rasgo o la condición que posee un individuo y que genera su inclusión en un grupo social cuyos miembros son vistos como inferiores o inaceptables. Las razones del menosprecio o la discriminación son el origen racial, religioso, étnico, entre otros. El estigma es un atributo profundamente desacreditador.

El término estigma social fue acuñado por Erving Goffman y se define como el rechazo social por características o creencias que van en contra de las normas culturales establecidas.

En este punto, Goffman, establece 3 categorías que causan el estigma social:

 

  • Tribales (etnia, religión)
  • Diferencias físicas (obesidad, enfermedad mental, etc.)
  • Estigmas asociados al comportamiento o a la personalidad (delincuencia, homosexualidad, etc.).

El estigma social hace referencia a las actitudes y creencias que conducen a las personas a rechazar, evitar y temer a aquellos a quienes perciben como diferentes. El estigma social es un atributo que “convierte” a una persona en distinta de las demás, en alguien “menos apetecible” y hasta inferior con respecto a la figura de una “persona normal y corriente”. En realidad, aclara Goffman, el concepto de estigma no debe entenderse de un modo esencial, sino relacional. Por ejemplo, en el caso de la diversidad funcional, podría decirse que ésta no es necesariamente un atributo desacreditador. El atributo que en apariencia identifica a una persona como discapacitada lo que hace en realidad es contraponerla a una idea de normalidad atribuida a otras personas.

La elaboración, construcción y reproducción de argumentos estigmatizadores no es algo propio de sociedades y épocas concretas. Estos procesos se deben considerar como un fenómeno universal y consustancial a la propia esencia humana, ya que se dan allí donde existan relaciones humanas; su manejo, así pues, “es un rasgo general de la sociedad, un proceso que se produce dondequiera que existan normas de identidad” (Goffman 1989:152).

La construcción de un estigma suele realizarse para poner en contraposición la existencia de un grupo ajeno al considerado como verdadero; por lo tanto, debe hacer referencia a elementos diferentes, elementos propios de ese grupo objeto de estigma que lo hacen profundamente distinto; es por ello que el estigma es “utilizado para hacer referencia a un atributo profundamente desacreditador” (Goffman 1989:13).

Varios autores señalan la estrecha relación que existe entre estereotipo, prejuicio y discriminación (Yzerbyt y Shadron 1996; Huici, 1996).

La sociedad crea cajones estancos donde se “inserta” a los individuos. La interacción face to face y el intercambio social rutinario están basados en un self construido social e intersubjetivamente. “Son medios preestablecidos que nos permiten tratar con ‘otros’ previstos sin necesidad de dedicarles una atención o reflexión especial”, por lo que, al encontrarnos con una persona, y atendiendo a las primeras apariencias, tendemos a asignarle una categoría que nos valdrá para descifrar su identidad social (Goffman 1989: 11).

Siguiendo a Gabriela Alemany y Teresa Rossell, “las actitudes de una población sobre el comportamiento de una parte de la misma no se basan nunca en un conocimiento objetivo, ni tan solo aproximado del fenómeno, si éste no forma parte del bagaje cultural de dicha población y, por tanto, no se ha experimentado ni vivido”. Las actitudes son consecuencias de “fantasías y temores que surgen frente a algo desconocido que no se comprende fácilmente, sobre todo, cuando además atenta contra los valores, las ideas o las normas que prevalecen en esa sociedad concreta”.

Esta misma idea es planteada por otros autores que consideran que “las representaciones y creencias que una sociedad tiene de un fenómeno están fuertemente condicionadas por el tipo de respuestas institucionales y, simultáneamente, los mecanismos sociales que ponen en juego para intentar controlarlo son coherentes con la percepción social dominante” (Touzé y Rossi 2001). “El proceso de valoración social de las conductas acaba expresándose siempre en forma de usos, costumbres, leyes y normas”, las conductas consideradas por la sociedad como ilícitas o incorrectas, acaban por tipificarse como hechos delictivos, y por lo tanto, se sanciona fuertemente al infractor (Rodríguez Cabrero 2001). “La alarma social justificará la reacción social a través de la cual actuará el Estado” (Romaní 1999:153).

El medio social en que habitamos establece las categorías de personas que son aceptadas. De allí surgen expectativas, y la identidad real de una persona se va reemplazando por una identidad virtual que se establece según el cumplimiento de esas expectativas. Si no se llegan a cumplir esas demandas surge el individuo estigmatizado.

Es importante remarcar que la noción de estigma se refiere a las relaciones entre las personas más que a los atributos reales que tenga un individuo. Una característica es aceptada o no por la sociedad según el marco sociocultural en el que se desarrolle.

Como el tema central es la aceptación, el estigmatizado puede tomar diferentes posturas para superar esa dificultad, que van desde el retraimiento hasta la agresividad. De este modo se van entretejiendo diferentes modos de interacción, aunque siempre persiste en el estigmatizado la incertidumbre de qué piensa realmente el resto de la sociedad.

 

Estigma y discriminación

Mientras que el “estigma” es una actitud o creencia, la “discriminación” es una conducta que se desprende de esas actitudes o creencias. La discriminación tiene lugar cuando los individuos o las instituciones privan injustamente a otros de sus derechos y oportunidades debido al estigma. La discriminación puede tener como consecuencia la exclusión o marginalización de personas y la privación de sus derechos civiles, como el acceso a opciones de vivienda justa, las oportunidades laborales, la educación y la plena participación en la vida cívica.

Con respecto a las discapacidades, estigma es la etiqueta que se le aplica al individuo que padece de alguna de ellas, lo que genera reacciones negativas en la vida del ser humano ya que puede perder la confianza en sí mismo, en su recuperación y en su capacidad de llevar una vida normal.

 

Derrumbando el estigma con el arte social: clown contra el estigma

Para completar este artículo, pondremos un ejemplo de cómo el trabajo con el arte social puede ayudar a derrumbar estigmas sociales y discriminación, en este caso, a través de las artes escénicas.

Hace un par de años colaboré con Alquimistes Teatre, una compañía formada por personas con diversidad funcional, un colectivo que lleva más de 15 años trabajando con este proyecto de teatro integrado.

La colaboración empezó porque algunos miembros de la compañía manifestaron su interés por hacer un taller de investigación y creación de un número de clown, y me propusieron de dirigir esta actividad.

Creamos un número de aproximadamente 15 minutos que formaba parte de la obra principal que Alquimistes estrenó ese año. De forma sintética, los payasos irrumpían en el escenario jugando con rutinas entre ellos, el público disfrutaba y se reía mucho en este momento, por lo que llamamos al número “Los payasos payasos”.

En verano nos invitaron a presentar este número en la fiesta mayor del Poble Sec, un barrio barcelonés, y a actuar sobre el escenario en una de las plazas del barrio: se trataba de participar en un Cabaret de Circo junto con artistas profesionales, que se iban alternando entre un número y otro. Para nosotros era una gran ocasión de salir del teatro, actuar en la calle en una fiesta popular y dar a conocer nuestro proyecto a otras gentes de la ciudad.

Cuando llegamos con la compañía, lo que notamos era que la gente del barrio estaba un poco incómoda y no sabía bien como relacionarse con nuestros chicos/as. En ese momento, me pregunté y me sigo preguntando: ¿De qué nace esta incomodidad? ¿De no conocer esta condición? ¿De no saber convivir y compartir la cotidianidad con personas con diversidad funcional? O simplemente, ¿del miedo?

¿Cómo podríamos evitar caer en la pigricia y la simplicidad para no categorizar a las personas en cajones estancos? Debemos cuestionarnos de dónde nace el estigma social, plantearnos si es una inercia del contexto o responde a miedos personales y, día a día, buscar respuestas honestas y valientes para crear actitudes nuevas y diferentes.

Cuando el público finalmente vio la actuación de “Los payasos payasos”, ya no había barreras: comprobaron que detrás del número había dedicación, trabajo y compromiso con la escena. Y esto, en cualquier tipo de actuación, se agradece mucho, contribuyendo a romper las barreras construida por los estigmas. Al final del cabaret la gente querría felicitarse con los artistas: ya no había categorías, sino personas.//

 

Bibliografía

Alemany Barris G, Rossell Poch T. Actitudes sociales ante el consumo de drogas. Revista de Trabajo Social, n.º 82, Barcelona, 1981: 7-11.

García MC. El prejuicio y su relación con el proceso de aculturación de los inmigrantes magrebíes. Tesis Doctoral, Universidad de Almería. 2006.

Goffman E. Estigma: la identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1963.

Link BG, Phelan JC. Conceptualizing stigma. Annual Review of Sociology 2001;27:363-385.

 

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Estigma social Pasquale Marino
Clown Bergamotto
// "las actitudes de una población sobre el comportamiento de una parte de la misma no se basan nunca en un conocimiento objetivo, ni tan solo aproximado del fenómeno, si éste no forma parte del bagaje cultural de dicha población y, por tanto, no se ha experimentado ni vivido". Las actitudes son consecuencias de "fantasías y temores que surgen frente a algo desconocido que no se comprende fácilmente, sobre todo, cuando además atenta contra los valores, las ideas o las normas que prevalecen en esa sociedad concreta"//
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